Primero y tras sufrir las inclemencias del tiempo, una niebla constante y mucho frío, el último día de Pokhara y de regreso a Kathmandu, se nos aparecieron los Annapurnas como por arte de magia y es increíble, la visión desde Esa ciudad, es impresionante y con ese guiño final de la urbe nos quedamos.
De regreso a Katmandu decidimos esta vez recorrernos la ciudad y descubrir todos los maravillosos detalles que tiene y otros no tan bonitos.
Los menos bonitos son que en las plazas más famosas de la ciudad, que las llaman Durbar, que es en nepalí algo así como Grande, te intentan cobrar por caminar por ellas. Una medida que nunca entenderé, el cobrar por caminar por un sitio público, y además unas cifras astronómicas, 1000 rupias. Es cierto que la ciudad está todavía muy dañada por los efectos del terremoto pero intentar arreglarla a mi costa tampoco, sinceramente y para ser justos con todo preferí gastarme las 1000 rupias en el comercio local, en sitios diferentes siempre y repartir ese dinero. No dárselo al gobierno de turno que adopta estas medidas tan abusivas e injustas para disfrutar luego ellos de privilegios. Así que nada me decían que tenía que pagar, pues decía ok ok.. Me iba y entraba por otra calle, y ya esta.
También en el Monkey Temple lo mismo, había una escalera central que daba a la estupa general que corona Kathmandu desde las alturas y hay una caseta para que pagues, aquí lo entiendo, estas entrando en un espacio protegido y la cantidad es acorde a los derechos humanos, 200 rupias, aún así, ya estaba metido en una guerra personal contra las autoridades nepalíes y subí por otra escalera, otras 400 rupias para un comerciante local.
Y así pasamos los últimos días en Nepal, disfrutando de Kathmandu y de todo sus detalles, de su gente y la vida rebosante a pesar de las circunstancias.....